miércoles, 26 de septiembre de 2012

La tristeza tiene ojitos cafés.


 
Ese día mi madre me dijo que me vistiese elegante para la primera comunión de mi primo. Yo no comprendía porqué tenia que ir, casi no tenia relación con ese primo y hasta recuerdo que varias veces él me ignoró por ser cinco años mayor que yo. Pero mi madre ya había hablado y a mí lo único que me quedaba era vestirme con mi pantalón azul y una camisa de botones claros…  Se puso los zapatos para ese tipo de ocasiones y su padre lo llamó para peinarlo de la misma forma de siempre con el cabello al costado derecho formándole un pequeño moño en la parte de adelante que le daba un toque a niño bueno.

En el camino iba pensando en buques de guerra…. No sé porqué siempre en mi mente aparecían buques inmensos. El camino era largo, mi tía vivía a una hora de surquillo cruzando las casas coloridas hasta llegar a árboles y pistas de tierra, todo era tan diferente a mi barrio, en especial por ese aire impregnado a campo viejo…   Pero ese día era la primera comunión del primo y otra vez se dirigían a ese lugar, quería que el tiempo pasase rápido casi como un cerrar de ojos… Ya en la casa de la tía todo andaba muy tranquilo, hasta que la sala se llenó de muchos adultos empujando a los niños al patio, eso le molestó mucho a Ronald  (El primer nombre de andrés) porque ahora no podría sentarse y pensar en sus cosas, sino que tendría que dar vueltas por ahí en plena tarde de noviembre.

Fue cuando observó a un grupo en el patio dando vueltas, entre ellos sus hermanos, su primo, otro niño y una niña que se encontraba de espaldas hacía él. Cuando Ronald se acercó como invitándose a jugar solo, aquella niña volteó diciéndole: “Encantado” y le dio un pequeño golpe en el brazo y se fue corriendo con una sonrisa indescifrable en ese momento… No podía creerlo, era como si en un instante todo hubiera cambiado dentro de mí, quién era ella? por qué el juego de un tiempo a otro se había vuelto un puente para saber que existe alguien que me hace dudar sin saber de qué dudo. Cuando estaba a punto de buscar una respuesta, mi hermano me recriminó a que juegue o que me largue, yo no sabia cómo reaccionar, entonces todos empezaron a gritarme que me apure y fue en ese momento que los perseguí, pero realmente no perseguía a nadie, sino que necesitaba acercarme a esa niña que me había tocado y cuando por fin la alcancé, ella me sonrió y no sé por qué su piel blanca y esos ojos cafés me dejaron sin pensamiento, así que ella escapó y lo único que me quedó fue volver a perseguirla… Era la primera vez que Ronald sentía tanta curiosidad por alguien, y más por una niña. Cuando intentaba recordar las veces que su corazón había latido tan rápido sólo conseguía sentir una ansiedad y un vacío muy grande, quiso detenerse pero no podía, quiso llamarla pero no sabia su nombre, rogaba porque todos se fueran y sólo se quedaran ellos dos y mientras mas dudas se le acumulaban lo único que quería responderse era el por qué sentía estas cosas…  Era muy extraño, en mis ocho años de vida, jamás me había sucedido esto, ella no era igual a los demás, no era como mi hermana ni como mi prima, no era como la vecina de mi casa, ni las niñas del colegio, no era igual a mí pero necesitaba que esté a mi lado aunque sea por un instante, todo se volvía tan complicado, pero tuve que disimularlo bien porque sino todos se darían cuenta… Cuando el juego terminó, Ronald se acercó sin motivo hacia ella… Ese silencio incomodo que se apoderó del instante fue tan largo que pude haber dado miles de vueltas por el mundo y seguir ahí. Pero gracias a Dios que el hermano menor de ella comenzó a contarme de su casa, de su perro, de tantas cosas que ella le pedía que se calmara porque no se le entendía y fue ahí que poco a poco los dos comenzamos a reírnos por lo gracioso de la situación.

Cuando él se fue a buscar a su mamá dejándonos solos, yo le pregunté su nombre y ella me respondió que se llamaba Jessica… “Jessica”. Lo habrá pronunciado mil veces en su mente mientras ella sonreía contándole que tenía siete años y juntaba sus manitas moviéndose levemente de un lado a otro. Ronald no podía soportar tanta ternura, tanta emoción y más cuando ese nombre sonaba a dulce de algodón para él. Poco a poco empezó a observarla detenidamente, desde sus zapatos blancos hasta su casaca térmica roja con capucha donde su cuello se escondía dejando su rostro blanco con esos ojos cafés tan importantes en ese momento que no existía nadie mas (Años después andrés se dio cuenta que los ojos cafés eran su más grande perdición). Ella lo miraba preguntándole sobre su colegio y él le respondía con muchas historias que a Jessica le parecían muy divertidas… Recuerdo que toda la noche estuve a su lado, queriendo no perderme ningún detalle, ningún gesto, ya no me importaban ni las bromas de mis hermanos, ni que el cielo esté oscuro, quería decirle muchas cosas pero no sabía qué…

La noche descendió con más fuerza oscureciendo el patio completamente, las estrellas parecían puntitos inútiles sobre el cielo mientras en la casa todos los adultos bebían discutiendo sobre un sin fin de temas. Mientras en la ventana Ronald y Jessica miraban a todos y ella le señalaba a su mamá y él le sostenía su dedito para señalarle a la suya, era todo extraño, por mas que ya era tarde y todos los menores ya se encontraban durmiendo, fue por eso que cuando la mamá de Jessica se dio cuenta que ella aun estaba despierta la llamó diciéndole que mejor se acostara un rato y que por la mañana ya se irían a casa con más tranquilidad… Ella se despidió de mí no sin antes diciéndome que temprano buscaríamos gorriones. Se fue y yo aun permanecía inútil en esa ventana, pensando muchas cosas y a la vez con una tristeza que no podía explicar, así que me senté en el patio observando los árboles inmensos, descubriendo en la soledad  que a veces dan ganas de estar triste sin saber por qué. Luego de mucho tiempo de estar ahí sentí que alguien me llamaba, era el hermanito de Jessica que me decía que algo le pasaba a ella, yo no le entendía bien, pero él insistía tanto que nos fuimos al cuarto. La vi a ella con sus ojitos cerrados y respirando levemente, al voltear su hermano había desaparecido, cuando quise ver lo que le sucedía fue ahí que le toqué sus labios y no vi nada, quizás se había confundido, quizás era una pesada broma, pero no importaba… Ronald estaba hipnotizado, temblaba y seguía con sus dedos paseando por sus mejillas, tocando sus ojos hasta que ella los abrió… Me miraba en silencio, sin decirme nada, mientras yo permanecía con mis manos en su rostro y no sé cuánto tiempo estuvimos así, sin pronunciar palabra, sólo mirándonos a los ojos, hasta que yo sin pensarlo le pregunté: “Estas bien?” y ella me respondió “sí”. Le sonreí acercándome a ella y la besé… Era su primer beso y no supo porqué lo hacia, fue como un impulso, como si fuera lo único que podía hacer en esa noche y ella le respondió con tanta ternura que años después Ronald siendo andrés lo recordaba en silencio con nostalgia, como si la palabra amor hubiera nacido desde una niña de siete años con su casaca roja y ojos cafés…

Luego en silencio me fui al otro cuarto donde dormía mi hermano y me acosté pensando en ella hasta que el sueño me venció. A la mañana siguiente al despertar me di cuenta que ya todos se habían levantado, lo primero que pensé era si es que había soñado todo, cuando por fin aclaré mis ideas, me levanté violentamente y fui a buscarla, pero nada, la busqué en la sala, el patio, la cocina y nada, no había rastro, mi desesperación era tan grande que le pregunté a mi primo por ella y él me respondió que se habían marchado muy temprano. Sentía como si en mi pecho algo hubiera estallado, mis manos temblorosas las flotaba mientras todo iba perdiendo sentido, quería irme, así que le insistí a mi mamá para marcharnos. En el bus de camino cerré los ojos recordándola y la tristeza se alzaba hasta hacerme dormir nuevamente… Desde aquel día Ronald pensaba en ella todos los días hasta que los años pasaron y él se volvió en andrés y a pesar que ya no recuerda cuánto duró el beso, ni la hora, ni siquiera en qué día sucedió, lo único que le quedó claro es que no la volvería a ver y que ella seria una niña para siempre…