lunes, 12 de julio de 2010

Cuando se imita al amor que nunca fue...



Ella es una chica mala, una de esas mujeres que despierta a uno esa leve ansiedad de preocupación porque sólo alguien así puede ser implacable a la hora tanto de hacer el amor como en la confianza, es por eso que yo mantengo mi distancia, una brecha que me permita no volverme loco y caer en la trampa de quererla cuando definitivamente no se le puede querer. Yo no sé si tiene novio o quizás es una joven casada, su vida es un misterio que en el fondo no quiero pensar, porque sino caería en la cuenta de sus defectos, de sus tantas contradicciones que tiene y simplemente la dejaría de lado, además ella me cuenta muchas historias y al día siguiente las cambia mientras por dentro quisiera decirle que yo puedo ser el hombre mas estupido del mundo con tal de que me bese y me haga olvidar sobre las cosas que me van incomodando alrededor. Yo la conocí en un lugar lejos de los demás, la conocí cuando ella cantaba como loca al caminar y me la presentaron como la lunática más encantadora que hay, y yo eso lo comprobé cuando me contó parte de su vida con una gracia que me dieron ganas de que se quedara conmigo hasta la madrugada.

Ella siempre me decía que le gustaría irse a Hawai porque una vez de niña escuchó una canción de Mecano que lo cantaba con tanta gracia y emoción que definitivamente algún día tenia que ir a ese lugar, esa canción se llamaba “Hawai Bombai”. Yo siempre me reía cuando me lo contaba y le respondía que esa canción alguna vez me había dado nauseas, Lina que es como se llama ella, siempre me daba un pequeño empujón cómplice comprendiendo que yo a veces suelo ser muy irónico. Cuando ella terminaba de contarme eso yo le decía que algún día me iría de viaje a Cusco solamente con una maleta y con el dinero suficiente para gastarlo de noche en noche. Lina que a veces suele ser muy seria me dice que tenga cuidado porque me puede pasar muchas cosas como que el bus se caiga por un barranco o que al llegar ahí me asalten y si sobrevivo a esas cosas quizás me pueda contagiar de alguna enfermedad como el sida si es que me meto con una gringa cualquiera. Yo la miraba en silencio y luego le decía que sus buenos deseos estarían conmigo siempre y que cuando me pase alguna de esas cosas la recordaría con mucha fuerza en el instante de mi muerte.

Lina no quiere tener pareja, solamente ser libre queriendo a todos los que quiere querer, me dice que yo soy una de las personas que mas quiere aunque en el fondo tiene un tipo de resentimiento conmigo que no sabe el por qué lo siente, yo le digo que también la quiero pero que jamás la querría como he querido antes, ella se ríe y me responde que soy el hombre mas idiota del mundo, yo le doy la razón respondiéndole que aun así ha sido mía como muchas veces fue de otro y que eso no me molestaba en lo absoluto porque nunca mencionamos ser fieles y mas cuando no hay ni un compromiso. Ella que siempre es muy zafada me abraza diciendo que si algún día está por morirse me buscaría para que nos casemos y yo me quede con sus cosas o quizás con sus deudas, yo le respondo que se busque a otro porque yo nunca me voy a casar y menos con alguien que solo me buscaría cuando va a morirse, entonces luego nos besábamos hasta terminar muy lejos de ese lugar para que nadie nos viera.

Un sábado cuando estaba caminando con una amiga que recién había conocido por Miraflores, me crucé con Lina que estaba acompañada de un tipo que yo no conocía, los dos nos miramos entre sorprendidos y curiosos y sin saludarnos seguimos avanzando cada uno por nuestro lado, pocos minutos después me llega un mensaje al celular diciéndome que era un maldito infiel y que no debería seguir su ejemplo y luego con una carita cómplice se despide.

Por esa época me alejé lentamente de ella porque me estaba gustando otra persona y Lina se dio cuenta porque un día me dijo que ya no la quería como antes, yo le decía que es la persona a quien mas he querido sin quererla y ella que se reía de nuevo como antes y de nuevo nos perdíamos por los mismos rincones y casas viejas que escribiría nuestra historia.

Hasta que un día no supe más de ella, el numero de su celular se desactivó y lo peor que nunca supe dónde vivía, hasta que una noche la encontré en una reunión en la casa de unos conocidos y toda la noche estuvimos charlando de como el cielo se vuelve gris cuando uno está borracho. Ese día bailamos y quise decirle que la extrañaba tanto aunque siempre tenia en claro que Lina no era una chica para querer como se debe querer, por eso ella me decía que era su amante preferido y yo le respondía que no me gustaba esa palabra y que la cambie por el “desconocido a quien más quisiste” Luego nos besamos y volvimos a escaparnos de ese lugar.

Fue la última vez que pasé la noche con Lina, luego de eso seguí andando con otras personas y el trabajo me sumergió en un encierro que busqué para no perderme yo mismo. Poco a poco ya no la recordaba, como si nunca hubiera existido, quizás era la ultima de mis defensas que tenia contra su persona. Meses después me fui a Cusco y cuando estuve en el bus de madrugada observando el barranco por donde cruzaba el bus, la recordé con una fuerza que le di la razón eso de que era el hombre mas idiota del mundo y por eso me puse a cantar nostálgico “Hawai Bombai”