martes, 17 de agosto de 2010

Compañeros de invierno...



No dormimos… Estamos abrazados y la oscuridad que penetra todo nos conduce a mirarnos despacio como despeinando caricias que nos hacen juntarnos más, como si nos necesitáramos al extremo de unir aliento con aliento, es por eso que yo avanzo con mi mano por tu espalda y el olor que tiene tu cuello me deja un poco fuera de mí, como si no estuviera en esta ciudad tan inmensa, tan fuera de la bulla y de las aceras grises que me predicen una pequeña lluvia de julio.

Todo amanece fuera de nosotros y esta cama ajena para mí me dice que habrán más noches en que yo esté aquí contigo, en que logre dibujar en tu rostro esas sabanas invisibles en las cuales yo descubro porque eres tan necia y frágil, el porqué tu sombra tiene dos colores que luchan entre sí para demostrar que no eres como las demás, y yo todo eso lo pienso en silencio, a contraluz mientras detengo mi mano que quiere recorrer tus brazos sin importar si te despiertas o no, por eso yo hago el alto, elevo las palabras hasta volverlas en repeticiones donde tu boca se entreabre para respirar de vez en cuando, esa boca que me ha recibido antes de acostarnos y que ha permitido demostrar que un “uno” puede volverse en un “dos” de nuevo. Es tan extraño, antes de venir aquí a tu cuarto, pensé una y otra vez en lo que significabas, qué era eso de tanta extrañeza y de ir buscándote por esos lugares donde jamás te podría encontrar… Qué era eso de borrar marcas y estaciones engrampadas en lunas muertas de abril?

Pero luego llegas en esa noche con tu abrigo largo y con tu sonrisa burlona que poco a poco se va transformando en una ternura demasiado frágil como para que exista por mucho tiempo y es en ese instante que mi instinto te quiere alejar, quiere practicar la soledad para que no falle cuando me sonrías y empecemos a decirnos las palabras de siempre cuando estamos lejos. Yo quisiera mirar de frente, coger la lluvia en el vuelo y derramar las luces hasta que todo se oscurezca a mi alrededor, pero todo falla, todo se quiebra como frágiles campanas que no saben cómo tocar la torpe música del llamado… Nos miramos y sonreímos y te traigo hacia mí con el abrazo equivocado (Pero por qué equivocado?) y te beso la cabeza y siento que te pierdo encontrándote (perder? Encontrar?).

Cierro los ojos y al abrirlos estoy en tu cuarto, y sentados ambos nos reímos mientras buscamos los cigarrillos y el cenicero improvisado, queremos un ambiente que desuna las tantas contradicciones de lo que sucede en esa noche y el humo que avanza hacia nosotros va dibujándonos preguntas que no se responden por ser tan blandas…

“Es extraño” Te digo “Es extraño” lo repites y mientras sucede todo eso, te abrazo sin permiso y junto tus labios para que no reacciones a este impulso necesario para mí y a todo eso que nos viene siguiendo desde el día mismo que nos dijimos “Compañeros”

Ahora echados aquí en esta cama ajena para nuestros cuerpos, luego de tanto humo y besos, de tantas palabras y caricias, estamos aquí recordando a los que nos recuerdan, olvidando a los que no, esparciendo todo lo que no nos pertenece a ambos y por eso es que me acerco, despeino ligeramente tu cabello y tú te mueves un poco sin despertarte, no hicimos el amor, no tuvimos sexo, no destendimos ninguna sabana… Simplemente no dormimos y mientras la mañana retorna, te abrazo un poco más y tú me besas la mejilla, otra vez empezando la charla conmigo mismo queriendo comprender por qué te quiero así, así sin más…

martes, 3 de agosto de 2010

Equivocaciones grises



Ella está a mi lado, estamos en el cine viendo una mala película, y mientras ella sonríe mirándome de vez en cuando de reojo, yo estoy pensando en otra…

Ericka que es una amiga de muchos años y que muy de vez en cuando salimos cuando le doy una llamada después de meses de ausencia, es una persona muy callada y educada, se podría decir que es una chica que como enamorada podría ser confiable y segura, pero en el fondo para mí eso no es suficiente… La última vez que salí con ella fue porque la llamé ya que quería distraerme y despejar de mi cabeza a esa muchachita que me iba atormentado y que hacia unas semanas había decidido alejarse de mí (Por más que siempre fracasaba en el intento). Así que un poco inseguro la llamé invitándola a salir, “Vamos a ver una película ya que hace mucho que no sé de ti” Ella muy alegre me acepta diciéndome que a las 7pm en punto estaría en la puerta del cine Pacifico. Cuando colgué no me sentí mal por lo que hacia, aunque me puse a pensar que las veces que la llamaba para salir era porque estaba siempre enamorado de otra.

Ericka que es tan linda como diferente, nunca me puso a soñar como otras lo hicieron, jamás la pude extrañar en las noches como tantas veces lo hice por otras mujeres que pasaron por mi vida y quizás por eso sí me sentí un poco culpable.

Yo quisiera quererla como se merece, como muchos me dicen que debo hacerlo, pero supongo que siempre es un mal momento para los dos o principalmente para mí…
Aquella ultima vez que la llamé, pensé mucho en la noche antes de dormirme que quizás ya era el momento de intentar algo mas con ella, quizás ya era hora de asentarme y no seguir en la búsqueda de esos amores conflictivos de siempre, pero justo cuando andaba en plena madrugada con esos pensamientos, la chica de quien estaba enamorado me manda un mensaje de texto (Se han puesto a pensar en lo dañino que resulta esos malditos mensajes) diciéndome que necesitaba hablar conmigo, que si podríamos vernos a las 6 pm?. Yo me puse a pensar en mi maldita suerte y en qué era lo mejor que podía hacer? Por un lado tenía que encontrarme a las 7pm con Ericka para ir al cine y si aceptaba la otra salida hacia qué me iba a conducir todo eso? Acaso cambiaria algo que duré más que un par de semanas? Acaso seriamos capaces de volver a querernos? Así que era mejor responderle el mensaje diciéndole que no tenía tiempo… Pero dentro de mí salió una voz que me decía (Esa voz es mi cariño combinado con mi orgullo) “Qué diablos haces? Acaso no te mueres por encontrarte con ella, seguro que te extraña y no puede vivir sin ti” Así que ante eso no me quedó hacer otra cosa que escribirle diciéndole que estaba bien, pero que mejor nos encontráramos a las 5 y que sea en el parque Kennedy. Ella me vuelve a escribir diciéndome que era muy temprano pero que estaba bien. Luego de eso no pude dormir, no sé si me sentía culpable o estaba emocionando de volver a tener comunicación con aquella que intentó irse...

Al día siguiente al llegar al parque encontrándome con ella nos pusimos hablar diciéndonos nuestras verdades, disculpándonos por nuestros errores y entre otras cosas que no vienen al caso mencionar, me sentí un poco feliz, realmente la quería y en el fondo nunca la había olvidado y ella parecía sentir lo mismo porque me pidió irnos juntos a caminar, pero al ver mi reloj y darme cuenta que faltaba diez minutos para encontrarme con Ericka, hice de tripas corazón para decirle que no podía, que tenia una reunión y que me era imposible faltar, ella se quedó un poco preocupada y desconcertada, como si hubiera adivinado lo que iba hacer y seguro que fue así por ese sexto sentido que toda mujer tiene, así que nos abrazamos como hacia mucho tiempo no lo hacíamos, con esa forma de no querer soltarnos nunca y nos dimos un beso…
Al llegar al cine y al encontrarme con Ericka yo parecía ido, realmente mi cabeza estaba en otro lado, así que no me importó que ella eligiese una mala película y que en una muestra cariñosa comprara canchita (Odio llamarlo Pop corn) para los dos. Yo aun estaba en ese instante en el parque, por momentos la miraba de reojo y parecía tan absorta en la pantalla, mientras yo iba buscando un pequeño hilo suelto donde poder encontrar algún cariño hacia ella, ese tipo de cariño que hace que pierda la cabeza y ande como tonto por las calles, pero no, era inútil, lo único que me daba cuenta es que jamás la querría, por lo menos por ahora ya que en el futuro nunca nada está dicho y menos en una persona como yo, y todo eso empeoró cuando me llegó un mensaje al celular (Malditos Textos!!!) que decía… “Hoy te sentí como antes, como siempre te he extrañado, espero que la estés pasando bien y portándote mejor, un beso”. No le contesté, supongo que pensé que ya era suficientemente canalla en esa noche para hacerlo.

Al salir al cine con Ericka comentando la película, yendo a su paradero porque ya era tarde, le digo que fue una alegría verla y ella me responde lo mismo, quedamos en salir nuevamente, que me llamaría o mejor que yo la llamara cuando tuviera tiempo, yo asentí con la cabeza y me despedí de ella con un abrazo (Un abrazo cariñoso pero sin sentido) y la vi perderse entre el trafico.

En el camino contesté el mensaje que había recibido en el cine, mientras iba pensando que nunca mas invitaría a Ericka a salir, por lo menos hasta dejar de ser tan tonto como para utilizarla tratando de remplazar a personas que son irremplazables…