domingo, 30 de mayo de 2010

No todo lo que se ama es el amor...



Aquella mañana intenté no pensar en ella. Es realmente frustrante para mí dejar de hacer ciertas cosas que en el fondo deseo con toda mis fuerzas, y no, no es que no pueda estar sin sus ojos o esos labios que alguna vez estuvieron en los míos, simplemente es que siento que estoy cayendo en la misma trampa de siempre que es la de nunca olvidar… Porque yo jamás he podido olvidar definitivamente a todas las mujeres que han pasado por mi vida ya que en cierto sentido son inolvidables y hasta podría decir... irreemplazables, porque cada una a tenido un mundito que no ha sido derrumbado por nadie, y lo hablo en general, hablo por mis “ex” como de mis aventuras de una noche o de semanas, hablo por cada instante en el que pude ser más que un uno mal parado, en el que pude multiplicar mi soledad con la soledad de alguien mas, y esto no quiere decir que a todas las siga queriendo aun, no, es que simplemente esos “instantes” que llamamos “recuerdos” se vuelven más fuerte que cualquier cariño que pudo haber. Me es tan difícil deshacerme de todo eso y hasta he llegado en muchos casos de obligarme a seguirlas queriendo por el simple hecho de que no me atrevo a perder todo lo que llegué a sentir, así que me aferro a sus fotos, a recordar paso por paso cada lindo y excitante momento que viví en alguna calle o lugar escondido, llego al extremo de seguir escuchando las mismas canciones patéticas de esas épocas y desde hace un par de años lo que hago es escribir sobre algún momento cumbre que tuve con algunas de ellas, y mientras avanzo con mis dedos en el teclado es como si ese “instante” hubiera resucitado en mi cabeza tan vivamente que cuando termino de escribir siento que el pasado se volvió un presente abstracto y con marcas fuertes.

Yo sé que el amor nunca será perfecto y que vive gran parte de si mismo en la agonía del cansancio y es mas… estoy plenamente convencido de que no existe “La persona ideal” para cada uno de nosotros, realmente es terrible pensar eso, tener esa idea diabólica de que hemos sido destinados para esa única persona y que el universo conspirará para que ese encuentro tarde o temprano suceda. No, jamás creí en ese amor de los poemas de Neruda, nunca me tragué la charlatanería de Romeo y Julieta muriendo estúpidamente, y no niego que en parte es menos complicado pensar que la vida es así. Yo creo firmemente que estamos hechos de esos instantes en que logramos trascender de esa asquerosa cotidianidad de todos los días. Yo sé que amaré a muchas como he amado antes, quizás al final me case y tenga tres hijos, una mascota y muchas deudas o si la vida me quiere dar algo diferente quizás me quede solo para siempre y en parte quizás es lo que en el fondo deseo, creo que amo demasiado mi soledad para empeñarla en un papel, además porque tengo la seguridad que hay personas que han nacido para quedarse solas hasta el final.

Por eso desde hace unas semanas decidí dejar de escribir, ya no mirar más fotos en la computadora y de ir borrando muchos teléfonos de mi agenda. Ahora me he dejado crecer un poco la barba, ando usando más seguido mis lentes y me he cortado el cabello. He comenzado a tapar mi timidez con una mascara de indiferencia, porque si miro a una chica y me parece simpática entonces me le acerco iniciando una conversación estupida tratando de descubrir si vale o no la pena. Poco a poco me he alejado de mi entorno y cada vez sé menos sobre la vida de mis amigos, casi no estoy en casa durante la semana y poco a poco he ido durmiendo menos. Ya no me alimento a mis horas y me está preocupando cada vez más de no encontrar a alguna persona verdaderamente inteligente con quien poder conversar sobre el mundo y sus caprichos.

Como verán he ido reemplazando mis caminatas de recuerdos de aquellos amores con caminatas sobre el futuro negro que quizás se avecina.

Aunque tal vez de aquí a algunas semanas vuelva a lo de antes, quizás me encuentre con algún amor de ese pasado y de nuevo vuelva a esa molesta manía mía de recordar todo eso tratando de alargar poco a poco lo que ya se murió hace mucho, quizás por eso lo único importante en estos momentos para mí es mi soledad, mi torre que se va construyendo cada vez mas lejos de todos. Y eso no quiere decir que me haya vuelto un antisocial o un renegado ante los demás, no, para nada, es más, quizás si alguien que me conociera me hablara en estos momentos pensarían que ando de un mejor humor y hasta podría contarles que hace algunas semanas he conocido a una nueva chica que me parece muy interesante y por eso deseo conocerla cada vez más...

Lo que finalmente quiero decir es que sigo siendo el mismo tipo flaco que no se convence de que la vida es así como aparece ante mi vista, quizás nadie me entienda, quizás aburro y la verdad eso me importa tanto como la mortalidad del mosquito, simplemente quise escribir un rato y como ven me salió esto…

sábado, 1 de mayo de 2010

Monologo contigo...



Vienes aquí, de nuevo, otra vez, como tantas otras veces… Vienes aquí contando tus pasos como si fueran monedas hechas de algodón. Yo he temblado un poco al verte venir, al verte entrar y cerrar la puerta de esta casa que se ha vuelto un pequeño cuarto de cuatro paredes que nos encierran en círculos inútiles… Sí y digo inútil porque todo ese invierno de allí afuera y toda la lluvia, boca suelta y consuelo, me dicen que no hay nada que te haga cambiar de parecer, de que al fin de cuentas te iras y no volveré a tener un futuro contigo. No sabes cómo duele eso, no sabes cómo el aire diminuto se eleva por mis fosas nasales y ni aun así me siento completo de vida o mejor dicho de tu vida… Sin embargo a pesar de todo eso, a pesar del universo y de ojos café, sigo aquí sin moverme, queriendo quererte nuevamente, otra vez, tantas veces… Te das cuenta? Te das cuenta como todo es inútil? Hasta el hablarte es como un rezo que nadie escucha… Y todo lo mío duele y los balcones de aquellas casas se desmoronan al cerrar los ojos y tú no los ves porque hace mucho que dejaste de creer en esto, y si yo aun percibo esas cosas es porque hay lugares, voces y rostros que nunca se mueren en mis ojos (Como esas imágenes que vienen del sur y que odias tanto)

Pero sin embargo estas aquí, acercándote como danza otoñal en pisos transparentes. Se puede sentir tu miedo, tu calor, tus roces de aire con que respiras diciéndome que no te deje sola… Siento nuevamente que estas confundida y es en esos instantes donde eres esa mujer que odio con todo mi cariño… Jugaremos a músicos, a serenata, a vaivén de mares inhóspitos, jugaremos a tener otros nombres… Y por eso te estoy queriendo apretándote los senos con necesidad y ternura, sin una pizca de morbo ni fantasía cursi, es una necesidad de estar en ti más allá de tu piel, bordeando cada poro como en acuarela de invierno y así poco a poco volverte la dadora de todo el amor, de todos los infinitos, de las palabras que se doblan para significar lo incomprendido que brotan de los labios cuando se ama un amor torpe, un amor que es derrotado por ingenuo, que no resalta ante ningún otro sentimiento y que pierde por el odio, que no tiene fuerzas para luchar, que se muere de frío cuando se separa… Un amor que reúne todas las características de lo inagotable del dolor, que se junta transparente con el infinito para darme la razón de que el olvido no existe, no claro que no… Por eso estas en este cuarto que tiene mucho olor a humo de tabaco, a mucho pasado, con mucha ebriedad de copas y estamos con miedo, inseguros de nosotros mismos porque nada es suficiente, no, claro que no lo es, y te despeino con una caricia mientras sonríes con miedo… “Estas temblando…” Estas agitada, quieres huir mientras te atrapas de mis manos queriendo morir en instantes y yo como un dictador te gobierno en cada centímetro, cada rasgo y lunar es mío, cada aliento y ojos, cada lluvia y amanecida te convierte en esa luz que parpadea en mis pupilas adoloridas por la continua casualidad de encontrarte.

Hace tanto calor aquí y decirte que el amor acaba me suena tan falso ahora, poco a poco estas consiguiendo que deje de creer en mí, y te odio porque me odias, te odio porque nos queremos y es inútil, te odio de boleto, de manía, te odio porque no eres transparente, te odio y millones de cosas más que entiendes perfectamente porque al salir de aquí seguiremos caminando por los parques y avenidas, me seguirás contando de tu familia cruel, de tus futuros anteojos, del vino que tomaras al llegar a casa y yo te miraré porque no se puede querer de otra manera y me dirás que soy un tonto y que no te mire así, luego tantearas entre miles de preguntas para por fin preguntarme por Efi y yo no querré decirte ni una palabra y me volverás a odiar por unos instantes y yo al saber que te estoy perdiendo nuevamente te preguntaré muy cómplice… “Quién es el que te odia con todo su cariño?” Entonces te reirás y de reojo me contestaras… “Tú, Tú, Tú, Tú…”