martes, 31 de mayo de 2011

XI



No quiero esperar un eco de los nombres
Y por eso he resuelto en soltar cada uno de mis dedos para que
sirvan cuando el túnel se cierre de una vez.

Por eso ven, acércate y oyeme gritarle a la cigarra que se plantó
de un tirante oscuro en la pared.

Es como oír una canción y tocar las letras despeinando cada sonido,
crujiendo como los huesos tensados.

Así que no creas que sea posible si me llamas ocultándote,
como si escaparas de mi nombre siendo incompleta como siempre.
Y alejas de tu vientre mi esperanza de tu cuarto,
los gemidos emancipados por mis manos desnudas.

No has podido detener el tiempo en tu instante,
Y ahora lo que haces es pretender una nueva morada.
Separar las líneas inmortales que se ahogan en el remolino de mi voz.

Y lo haces siempre escapando, insultando el camino, gritando: “Maldición!”
Y lo único que consigues es extender el túnel infinitamente.
Igualas al universo y no lo sabes...

No sabes que pensaras llegar al final y me veraz ahí
Y yo inmóvil te ultrajaré sin tocarte
Te haré recordar miles de reproches y el “nunca más” será parte de los dos.

Y otra vez serás la corredora infeliz que huye
Mientras yo esperaré aquí en el vacío...

miércoles, 18 de mayo de 2011

21-23



La madrugada nos destapa
Y tú y yo estamos en silencio.

Hay poca luz filtrándose por los rincones abiertos de la pequeña habitación
Y tu mano va desnudando mi palabra cuanto intento tocarte sin hacerlo.

Estas temblando y todo el giro de la ciudad nos teme
Teme que seamos uno
Y que no haya suficiente realidad para detenernos.

Vamos soñando una y otra vez con los ojos abiertos
Y tú aun crees en el amor,
mientras yo lo escribo porque es lo que somos… Practicantes a soñadores oscuros.

Somos uno solo, uno más dos…
Hemos partido ecuaciones de letras pequeñas y varios colores en esta Lima gris

Por eso no hay porqué buscar a los demás,
ni mostrarnos con las manos unidas por aquellas calles que nos conocen

Es tanto el tiempo que no sé si volaré al despedirme de madrugada
No sé si volveré a conseguir tantos instantes pequeños como este…

Mientras tú ya duermes
Y te voy despeinando al soplar tu mechón caído…

Y en mitad de todo este cielo voy desfigurando cada caricia para partir en la mañana.

Te dejaré dormida y al salir de la casa querré agotar una vez más el silencio.
Y no pensaré un instante en mi soledad por ti, no pensaré…

Hace mucho frio en Lima y aun espero la pequeña garua de este cielo
No traje abrigo y sin embargo no importa
No importa nada…

Más que este cielo cursi e invernal de esta ciudad que nos teme…