miércoles, 30 de marzo de 2011

Huyendo



Quiero tocarte.
Ser una bandada de dedos en tu piel
Colocarme dentro de ti
Y llamarte por tu nombre

Quiero sentir tu temblor, deslizarte suavemente de arriba abajo
...No oiremos lo que pase en las calles.

El mundo será un cuarto oscuro y tu sudor en la piel será mi sal de vida.
Querrás entregarte completamente y yo te detendré porque
caeré en tus senos como un niño derrotado.
Y querré contarte mi verdad y lo que oculto siempre por las mañanas.

El tiempo será uno en nuestros pasos.

Y cuando intentes vestirte yo te sostendré con fuerza
aplazando la felicidad por otras horas más en el reloj.

Hasta que la maldita luz llegue a la ventana.
Y nos haya vencido por enésima vez.

viernes, 25 de marzo de 2011

Silencio




No seremos dos para fingir la agonía de un calendario
que ya caducó.
Ni habrá la interminable charla sobre los vestigios de cama
en la azotea del infierno.

Podemos pensar igual en el segundo,
ser exactamente mellizos de alma y reír porque
vemos la misma mierda por las calles.
Y aun así nunca seremos par,
no habrá el número simétrico en las manos

Y así no fingiré más frases desde tu puerta hasta el sol
No rogaré por la llamada,
porque el gallo se olvidó de cantar para abrir los ojos,
moviéndote de mi lado por el calor...

La piel suda mucho, la ventana ahoga el aire... “Quédate ahí”.

Y despegar de tus ojos las escenas como figuritas pornográficas
que guardamos de niños.
Intentando no ser del otro, no ser los de antes, nunca por aquel…

Por eso he imaginado una pirámide blanca que empieza desde lo más pequeño
hasta terminar en ti y no he podido fingir en el vino
deteniéndote como una persona que tiene carne, huesos, labios
y aun así tan distinta a lo que hay en el espejo.

Puedo ser hipócrita con la mano en el rostro
y pensaras que soy el de la noche anterior
Y caeré degollado por la mentira mientras la verdad me susurra en el oído
que siempre amo lo que acaba y lo imposible

Y con eso cerraré los ojos maldiciendo por tenerte aquí a lado
y ya no ser como eramos antes...

domingo, 13 de marzo de 2011

Volviendo junto a ti siempre...



Se ha abierto la cocina y desde el fondo se me cierra la ventana que da al comedor y hacia la sala. El sueño de estar juntos abrazados se ha ido deshaciendo como el humo del cigarro desde el cenicero de este cuarto, porque aquí en Lima es insoportable mantener esa realidad de luz apagada y frío de amanecer en pleno viernes, además tú estas a lado durmiendo y yo descubro que mi sueño aun permanece en uno de mis ojos, entonces quisiera irme por un momento a caminar, y si no fuera por esta pesadez en mis brazos, llamaría por teléfono para que alguien viniese y me saque arrastrando.

Quisiera despertarte, leerte algún poema de Moro o si prefieres uno de Rimbaud, hacerte alguna alegoría con mis manos hasta el punto de que creas que están volando, pero ese sueño tuyo es tan pesado y hasta en cierta medida descabellado, por eso no escuchas que respiro con dificultad, debe ser por este clima que golpea la ventana hasta cubrirlas de ese espeso gris. Pero tú sigues con no despertarte, entonces miro la pared de al frente hasta que se desdibuje en formas borrosas. Trato de centrarme en algún recuerdo, en lo que sea, pero entonces solamente tú estas en mi mente, es un poco incomodo sentir esto cuando se es orgulloso y practico, y más aun cuando el querer solamente debe ser para unos minutos en silencio mirando como te acomodas el cabello, como lo es ese paseo por las frías manos desde tu cuerpo moviéndose levemente. Pero en realidad tú qué sabes de eso, qué sabes de lo que creo o dejo de decir, qué sabes de mí, simplemente piensas que soy un estupido escritor y que solamente vine aquí a quererte lejanamente de nuevo, entonces me da risa ese pensamiento tuyo, quisiera explicarte que yo en realidad estoy en la calle muriéndome de frío, que camino desde miraflores hasta barranco soportando la bulla de los claxon y chocándome con cuanta gente corre, pero sé que contártelo también seria inútil, por eso sigo en este cuarto en silencio, mirando esa pared morada de tu casa que hace bailar líneas como barcos perdidos. Son las siete de la mañana y ese despertador no hace algún ruido para despedirme, es inútil pensar ya en eso, estoy comenzando a creer que nunca despertaras y que mas bien te quedaras a mi lado hasta que llegue otra vez la tarde y por más que intente rechazar esa idea, algo dentro de mí me obliga (algo así como una obligación desde el fondo de uno) a cuidarte para siempre, menos mal que no me escuchas porque sino vendrías con eso del amor y la vida juntos para siempre y yo ya estoy harto de que las mujeres crean que lo saben todo, me es fastidioso explicar una teoría entre miles de motivos, entre preguntas acabadas, en esas respuestas de tedio en lugares bajofondo oscuro que logran partir esta cama en dos.

Trato de cubrir tu cuerpo desnudo con la sabana pero entonces te mueves rechazándome y te pones bocabajo como huyendo, acaso de mí? Tu cuello se ha escondido en tu espalda y uno de tus brazos se ha detenido buscando el suelo, tu pierna derecha está separada formando un camino hasta el borde en que la sabana huye como un río desbocado, entonces otra vez intento cubrirte y nuevamente me rechazas, he visto que sonríes picaramente pero aun estas dormida, quisiera quitarte esa alegría, quisiera que vieras mi rostro, cómo mis ojos se pierden en recuerdos inconclusos, que entres en mi mente y descubras que estoy harto de todo esto, por eso me parece desagradable que estés tan tranquila y peor aun, que estés feliz, pero la verdad lo que más me sorprende es que yo siga aquí compartiendo una cama todo el día contigo, sin ese abandono que en el fondo es una suerte a esperanza, esperanza en Lima, calle oscura, de antes…
Entonces tengo miedo, no actuó como debería, busco alejarme pero esto de amor me detiene, intento odiarte con todas mis fuerzas, quiero que me de asco esa tranquilidad tuya hacia la vida, me es tan asfixiante llegar a un domingo así, necesito un cigarro, terminar de llenar el cenicero para poder arrojarlo a la ventana y lanzarme por ahí, pero mis brazos siguen pesados, no logro ni siquiera levantar mis dedos.

Estoy junto a ti, en esta casa de jirones y manzanos, a lado del sueño donde hay un piano toda la noche, donde es fácil un Ensemble pour toujours l'amour, para siempre en un mediodía.

Busco traerte a este lado de la cama, llevarte al boulevard o a mi casa de clase media, pero tu lado de la cama me absorbe, no puedo detenerte, haces lo que quieras y yo soy un simple muñeco de carne con articulaciones que se pierden en el aire, tienes a voluntad con tu aliento todo lo que poseo, entonces has ganado y lo hiciste desde siempre, por eso comprendo que estés tan tranquila sin tener miedo de que me pueda ir, y hasta me has dejado la puerta abierta en señal de que confías en lo que perfectamente sabes, entonces sigo con la pared morada tratando de dormir.

Ya es mediodía y tengo frió…

domingo, 6 de marzo de 2011

Y sin embargo...



El sábado avanza emergiendo del verano, arremolinando cada hora hasta volverla un cuadro desteñido… Ambos estamos juntos y en cada sorbo de vino vamos creando pinturas en la habitación. Yo giro como matando el vacío y tú me miras sin comprender todo, te ríes, me llamas y me dices que siempre seré andrés…

Me dirijo al rincón de la habitación y pongo de música The Beatles, mientras voy haciendo figuras con las manos… Me miras extrañada y me preguntas por qué escucho tanto The Beatles? Yo sonrío a medias y te digo que no sé. Tú me miras mientras despeinas tus ojos poniendo un gesto de que no me cree, yo por dentro pienso de que hace tanto que nadie me cree, tanto que parece que todos andan con los ojos abiertos mirando como desde atrás de una cortina creyendo ver esas formas que no son, examinando el calculo exacto de la suma con la mentira, mientras yo con los ojos cerrados abro mi alma como un libro a medianoche, sin embargo nadie hay, nadie se atreve a leer cada palabra escondida y sólo buscan el placer antes que el silencio, es por eso que te acompaño en este cuarto que no nos pertenece, así como nuestros labios y esas caricias que nos invitan a un sábado eterno y yo acepto porque de estos instantes consigo el combustible para el nuevo día que amanece siempre igual, por eso en cada beso nos volvemos para siempre…

No nos pertenecemos, no nos amamos, jamás nos casaremos, ni tendremos hijos, ni oiremos el pasado en un disco de vinil y sin embargo hoy aquí eres la única que existe, la única de los tantos lugares mentirosos, la única después de nadie, después de la mentira… La única que me alarga su mano queriendo quererme por mas que es inútil, porque yo me iré, te dejaré ir cerrando cada puerta de esta habitación del hotel, mientras tú me sonríes porque es verano, porque sin saberlo sé que sientes que cada instante es para siempre y mientras vamos acariciándonos como retrocediendo a querer disfrazarnos de lo que no seremos… The Beatles sigue sonando en la habitación y me dices que no puedes comprender porqué me obsesiono tanto con esta música y por qué yo sigo mirando la ventana con la mirada perdida y busco la oscuridad para sentirme como soy, quizá por eso me abrazas buscando mi calor y yo tarareo: “Michelle ma belle…” Todo el universo se agita para siempre porque jamás será mió…. Y tú me preguntas qué fue lo que dije, pero yo te cierro la boca con mi dedo explicando que las palabras saltan sin saber, se elevan porque no se contienen en la oscuridad, en lo barato que se va perdiendo en los días… Y tú me dices que soy muy extraño, que no comprendes y mas cuando todo es oscuridad y silencio…

Afuera amanece, el verano trae el amarillo decadente de todos los días, cada quien se despertará para huir a su rutina, se despedirán con un beso, los autos darán sus vueltas y el olor de los árboles se confundirán con el olor a colonia barata… Las camas destendidas formaran dibujos que se quebraron hace años, habrá momentos rotos, sentimientos abortados, imágenes que agonizan en cada canción, se irán a dormir los vigilantes, las putas y los noctámbulos, los curas se peinaran y los pajaritos ensuciaran las pistas artísticamente y todos morirán y nacerán al mismo tiempo…

De pronto, la música se detiene, yo abro los ojos y trato de que todo el disco empiece nuevamente, tú detienes mi mano diciéndome: no no no… Necesito decirte que yo debo quererte con lo mío, con mi soledad, con lo que soy, por más que nada sea para siempre, por más que haya muchos adioses esperándonos como hace tantos años, aun así quiero repartir cada instante de estas horas contigo…

Estamos en una canción te digo, tú te ríes y me dices que seguro es una canción triste… Por primera vez en mucho tiempo nos hemos comprendido y de pronto yo me sorprendo aquí, otra vez contigo y pensar que quizá, tal vez…

El domingo regresó tarde…



(Michelle - The Beatles)

miércoles, 2 de marzo de 2011

Recuento...



Esa noche él la había escondido en un pequeño pasaje inhabitado de esa calle. Le sonrió con ternura y al despertar su mano, ella divertidamente le preguntó… “Si estuviera a punto de caer, me soltarías?” Ambos sonrieron, pero por un segundo andrés encontró la verdadera pregunta que Ella realmente hacía y Ella al darse cuenta de que él la había comprendido, lo miró fijamente y en ese instante los dos se sintieron caer… Pero no, claro que no la soltaría, quizás era el piano a lo lejos o la resaca torpe de esa noche que le daban ese motivo de desprender todo el odio y la soledad que de golpe se había agrupado a él en el momento en el que Ella le hizo esa pregunta…

El cielo de Lima navegaba en ese instante como un barquito hecho de papel y que se destruía con tan solo un poco de esas gotas tristes y heladas. Acaso no se podía ser feliz en el universo? No, claro que no, esas son tonterías baratas de libros desechos, de espejos que nunca dicen la verdad de la mirada y de aquel rasgo de balde que destruye todo el amor cuando de la nada cae en la perversión del deseo, de ese deseo que llama cuando se besa un labio que no le pertenece, un labio absurdo, un labio que engaña al otro y así Ella lo engañaría muchas veces sin hacerlo, sería la venganza. (No eso no, es otra cosa) Sería la contraparte de la cama, la puesta de sol en pleno triste y despeinado verano, sería la respuesta que nunca le dio de su vida, de las tantas charlas en el que él evitaba decirle lo que sentia, obligándose a desearla en alguna calle vacía y oscura donde se buscaban con las manos y las bocas, mientras que andrés respiraba el perfume de Ella e invirtiendo la pregunta le hacía ver que en sus ojos había tanta tristeza y tanto odio, sí, porque la suma de eso más la ternura hacia como resultado un querer que se condenaba a la soledad, a huir desesperadamente algún día, cuando él cierre los ojos y ella escape furiosa porque no podría aguantar quererlo de esa manera, mientras es culpable de un labio ajeno, si por lo menos él abriera los ojos, si por lo menos el dolor se muriera en ese instante y la dejara libre como nunca lo sería, si toda esa ecuación funcionara de golpe, cronológica y milimétricamente sincronizados, entonces quizás ahí la felicidad los golpearía y al sentirse así de libres y alegres, y nuez fresca y olor a mandarina primaveral, justo en ese instante se sentirían unos chiquillos frágiles y empezarían a temer al invierno, a las tantas canciones que pasan por la radio, temerían a la cama, al olor que gime en las fosas nasales cuando la inmortalidad se prende y no basta gritar, ni siquiera llamarse por otros nombres, ese amor será de figurita que se destiñe en los fines de semana, así que se separarían tarde o temprano, serian amigos y cuando él consiguiera un trabajo de oficina inútil, ella tendría muchos hijos y al encontrarse de repente alguna tarde no se reconocerían, porque nada es como debió haber sido, es por eso que el universo (el falso y mediocre universo) los había puesto en plena calle desolada, sin embargo (siempre hay un “sin embargo”) Ella ya estaba cansada de todo, no aguantaba más… “Si por lo menos me dijeras algo maldito…” Le gritaba al oído, mientras andrés cerraba los ojos tratando de sostener esas palabras que se perdían en la oscuridad... dijeras… algo... maldito... Y así lentamente las iba repitiendo hasta hacerles perder ese sentido del inicio, mientras cada amargura de Ella se dibujaba en su mejilla derecha. Cada suspiro y trémula caricia se iba perdiendo en esa noche… “Jamás seremos lo que deberíamos ser…” Le dijo Ella flotándose los ojos con sus manos y andrés que la miraba tan frágil e indefensa le contestó… “El amor nunca es suficiente para amar…” En ese momento ella empezó a odiarlo sin control, se escuchaba el ruido de su boca, su rostro enrojecido y comprimido se llenaban de lagunas tristes… El amor nunca es suficiente para amar… Y Ella lo sabía, el estúpido recuerdo también lo sabía, todos lo sabían… Y el maldito universo o como quiera que se llame había corrompido todo otra vez, quizás es el cúmulo de sentimientos que se tropiezan en el momento justo en el que el amor se rompe por frágil…

… Te odio andrés… Te odio mucho…

En ese momento la abrazó y ella buscando su boca lo besó desesperadamente una vez más…

Había sido una noche sorda, una noche de cristales y minas, de abrazos truncos y de moneda falsa. Una noche mojada y triste que no era suficiente… Y sin embargo (sin embargo, sin embargo, sin embargo) Era la noche que los dos querían rescatar a costa de que más tarde todo sea real y cruel… muy cruel…




(For no one - The Beatles)